miércoles, 10 de marzo de 2010

lunes 1 de marzo de 2010

Manifiesto de CL Chile por el terremoto




Queridos amigos,

Ante el terremoto que ha afectado nuestro país, se hace aún más evidente que la vida es misteriosa y no nos pertenece.

Frente a la belleza de la naturaleza chilena brota siempre una pregunta: "¿Quién es su autor?".

De la misma manera, delante de la magnitud de este terremoto, nos sentimos pequeños, impotentes y frágiles.

Sin embargo, de esta experiencia surge otra pregunta: "¿Qué es lo que nos pide el Señor a través de esta circunstancia?".

Después de haber visto, recientemente también, en nuestra compañía y en muchos testigos, el rostro transfigurado de Cristo que se nos da a conocer, somos ayudados a entrar en el Misterio de la Cruz.

Sin Cristo, la belleza sería fuente de una triste melancolía y el drama se volvería tragedia, como nos ha recordado Carrón frente al terremoto de Haití.

Por eso estamos invitados a rezar por todos los que sufren las consecuencias de este drama y también tenemos el deber de dejar que la caridad que hemos recibido desborde en una atención solidaria a las necesidades del pueblo chileno.

Movimiento de Comunión y Liberación (Chile)

jueves, 4 de marzo de 2010

De vuelta a clases, pero…

¿Por qué tengo que estudiar?

Si bien en este inicio de clases ya no me toca vivir directamente puesto que mi realidad ya no es el colegio sino la universidad, no pude evitar tocar un tema tan importante como la vuelta a clases, a parte la pregunta que he elegido como título es una pregunta a la que debemos exponer a cada momento de nuestra vida, a la realidad que nos toca vivir: colegio, universidad, trabajo, ¿por qué lo hago?

Hace algún tiempo un amigo nos hacía este cuestionamiento durante la escuela de comunidad de los secundarios de la parroquia San Rafael: ¿Por qué tengo que estudiar si igual me voy a morir?, pregunta muy justa pues encierra una realidad inevitable que es la muerte y además provoca, pone en movimiento a los motivos de la vida de cada uno.

Y en realidad ¿Por qué tengo que estudiar? Muchos me dirán la famosa frase: “Porque quiero ser alguien en la vida” o “para poder salir adelante”, intentos de respuestas a las que les falta algo, porque a mí y muchos de mis amigos nunca nos satisficieron, porque entonces afirmamos que la vida de aquellos que no tienen la oportunidad de estudiar (que son muchos y por los más variados motivos, que ahora no vienen el caso) no valen, cuando esto no es verdad.

Entonces ¿cuál es el verdadero motivo, qué es lo que nos debe inspirar para amar la realidad del estudio, que muchas veces nos parece fastidiosa? La experiencia cristiana nos enseña que la realidad es el cuerpo de Cristo, el estudio es el deseo de conocer a fondo la realidad, la manifestación de Cristo en nuestra vida, pero esta frase ya es muy eológica.

El estudio nace de un interés por conocer, por explicar lo que ocurre a nuestro alrededor, lo que ocurre en nosotros mismos, es decir nace de una pasión por la vida misma, por cada instante que nos toca vivir, por cada descubrimiento que encontramos en nuestra vida.

La historia misma de la ciencia y de la humanidad se forman en base a este deseo de conocer todo, de explicar lo que nos ocurre, pensemos en el inicio de la Filosofía, por citar una ciencia, ella nace en la Grecia Antigua cuando el hombre comienza a buscar nuevas respuestas sobre su origen y su destino. De hecho los más grandes descubrimientos científicos se han dado de esta forma, han nacido de una tensión hacia la realidad, de una observación constante, diría Alexis Carrel: “Mucho razonamiento y poca observación llevan al error. Poco razonamiento y mucha observación llevan a la verdad”

Pero ¿cómo mantener despierto en nosotros este interés por la vida, por la realidad y por ende por el estudio? Don Giussani cita tres puntos de vital importancia para el estudio:

1- Una amistad: pero una amistad en serio, no piratería, complicidad; es decir, una amistad que nos mantenga despiertos, pues es imposible que todos al mismo tiempo estemos dormidos, siempre habrá alguien que nos dirá: “mira que pasa esto”.

2- Elegir: es decir tomar en serio nuestra libertad que nos dice esto me hace bien y seguir lo que nos hace bien, lo que nos permite mantenernos despiertos.

3- Perseverar: la fidelidad es vital, es decir seguir siempre, continuar con fidelidad el camino emprendido.

Debemos sacarnos de la cabeza la idea estúpida de que una persona vale más por el título universitario, porque es una gran mentira de nuestros días, la persona vale porque es amada y hubo uno que nos amó más que nadie y por lo tanto nuestra vida vale más.

Mientras mantengamos la idea del estudio para dar más o menos valor a nuestra vida viviremos siempre tristes, porque de qué vale el título si, antes o después, todos nos dirigimos al mismo lugar: la tumba.

Esto no quiere decir que no se debe estudiar sino que se debe estudiar por un deseo de conocimiento, un deseo de descubrimiento de los secretos que encierra la realidad que se mueve a nuestro alrededor porque “el conocimiento es siempre un acontecimiento"

Juanki

lunes, 1 de marzo de 2010

Giussani, un hombre arrebatado por la belleza del encuentro con Cristo

Recuerdo de Julián Carrón en el quinto aniversario de la muerte del fundador de CL

ROMA, jueves 25 de febrero de 2010 (ZENIT.org).- El rasgo más significativo de la personalidad y de la obra de Luigi Giussani debe buscarse en su hacerse promotor de un encuentro personal con Cristo, el único que puede apagar las ansias del corazón humano.

Así lo afirmó, en una entrevista a Radio Vaticano, Julián Carrón, presidente de la Fraternidad de Comunión y Liberación (CL), en el quinto aniversario de su muerte.

“Cuanto más vamos adelante, más sentimos la paternidad de don Giussani, cada vez más vemos el efecto que tiene sobre nuestra vida y esto nos suscita la gratitud hacia él”, afirmó Carrón.

La característica de Giussani, prosiguió, es la de haber “vuelvo a partir desde esta propuesta del cristianismo como un acontecimiento que entra en línea con la estructura más profunda del ser humano, que es el corazón”.

“Esto permanece siempre – añadió –: el corazón, también en las situaciones más alejadas de las personas, en las heridas de la vida, en las preguntas más urgentes que el hombre encuentra dentro de sí, espera una respuesta”.

“Y esto, ninguna situación cultural y social lo puede cambiar, y es por ello que tantas más urgencias hay en la vida, tanto más está el hombre abierto al posible encuentro con el cristianismo. Y lo encuentra no como una ley, sino cono un testimonio en una Persona”.

Con sus enseñanzas, Giussani recordó a una sociedad como la moderna, dominada por la autodeterminación y por la autosuficiencia, que “es necesaria la sencillez, que tiene le hombre sencillo, de abrirse a Algo que tiene precisamente la energía y la capacidad de darnos lo que nosotros no conseguimos hacer por nosotros solos”.

Don Giussani nació en 1922 en Desio, un pueblecito en las cercanías de Milán. Jovencísimo, entró en el seminario diocesano de Milán, prosiguiendo los estudios y finalmente completándolos en la Facultad teológica de Venegono.

Los años transcurridos en el seminario diocesano de Milán fueron para Luigi Giussani años de estudio intenso y de grandes descubrimientos, como la lectura de Giacomo Leopardi con la cual, contaba él mismo, solía a veces acompañar la meditación después de la Eucaristía.

Quien le educó en la música fue en particular el Beniamino, socialista de tendencias anarquistas, que gastaba el poco dinero que ahorraba en invitar a casa el domingo a grupos de músicos. Don Giussani hizo un tesoro de esta pasión, también durante sus años de enseñanza en el liceo Berchet “cuando – explica – para demostrar la existencia de Dios iba a la escuela con un tocadiscos y hacía escuchar a Chopin y Beethoven”.

Ordenado sacerdote el 26 de mayo de 1945, Giussani se dedicó a la enseñanza en el mismo seminario de Venegono. En esos años se especializó en el estudio de la teología oriental, de la teología protestante americana y en la profundización de la motivación racional de la adhesión a la fe y a la Iglesia.

A mitad de los años cincuenta pidió poder dejar la enseñanza en el seminario por el de las escuelas medias superiores. Durante diez años, entre 1954 y 1964, enseñó en el Liceo clásico “Berchet” de Milán. Comenzó a desarrollar en esos años una actividad de estudio y de publicística dirigida a dirigir hacia dentro y hacia fuera de la Iglesia la atención sobre el problema educativo.

Y precisamente en 1954, don Luigi Giussani dio vida, a partir del Liceo clásico “Berchet”, a una iniciativa de presencia cristiana llamada Juventud Estudiantil (GS), con el fin de "elaborar una propuesta cultural propria para el crecimiento desde dentro y desde abajo del mundo juvenil y estudiantil”.

La denominación actual, Comunión y Liberación (
www.clonline.org), apareció por primera vez en 1969. En 1982 el Consejo Pontificio para los Laicos lo reconoció como Asociación de fieles de derecho pontificio. Ésta sintetiza la convicción de que el acontecimiento cristiano, vivido en la comunión, es el fundamento de la auténtica liberación del hombre.

“La intuición pedagógica original” de CL, como escribió Juan Pablo II en la carta a Giussani, con ocasión del 50 aniversario del movimiento, celebrado en octubre de 2004, está en volver a proponer (…) de modo fascinante y en sintonía con la cultura contemporánea, el acontecimiento cristiano, percibido como fuente de nuevos valores, capaces de orientar la entera existencia”.

En una carta enviada al Santo Padre en vista de aquellas celebraciones, Giussani afirmó no sólo que no había pretendido “fundar nada”, sino ver “el genio del movimiento” en “haber sentido la urgencia de proclamar la necesidad de volver a los aspectos fundamentales del cristianismo, lo que es lo mismo, la pasión del hecho cristiano como tal en sus elementos originales, y basta”, donde el cristianismo “se identifica con un Hecho – el acontecimiento de Cristo –, y no con una ideología.

Comunión y Liberación, para la que no está prevista ninguna forma de pertenencia, sino solo la libre participación de las personas, tiene como objetivo la educación cristiana madura de los propios seguidores y la colaboración en la misión de la Iglesia en todos los ámbitos de la sociedad contemporánea.

Instrumento fundamental de formación de los seguidores es la catequesis semanal denominada “Escuela de comunidad”. La revista oficial del movimiento es el mensual internacional Tracce- Litterae Communionis,disponible en once idiomas (italiano, inglés, español, brasileño, portugués, polaco, ruso, francés y alemán, y, con una cierta periodicidad, también en japonés y en húngaro).